Sake, henna o pan de yuca esperan ingresar en el Patrimonio Inmaterial de la Unesco
El sake, la henna, el jabón de Alepo o el pan de yuca del Caribe son algunas de las decenas de tradiciones que buscan entrar esta semana a la cada vez más popular Convención del Patrimonio Inmaterial de la Unesco.
El Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial se reúne desde el lunes en Asunción, Paraguay.
Entre martes y jueves debe dictaminar la inclusión de 66 nuevos elementos presentados desde el punto de vista de las tradiciones comunitarias, según la organización de la ONU.
Entre los más conocidos mundialmente figuran el sake, una bebida alcohólica de arroz elaborada "a partir de granos de calidad y agua", cuyos métodos de producción y rituales de consumo están "profundamente arraigados en la cultura japonesa", señala la Unesco.
También existen tradiciones en torno a la henna, una planta cuyas hojas se secan, se machacan y se transforman en una pasta para tatuar los antebrazos y pies de las mujeres que participan en una boda, así como para teñir el pelo y dar suerte a los bebés, explica esta agencia de la ONU.
"La henna simboliza el ciclo de vida de un individuo, del nacimiento a la muerte, y está presente en las grandes etapas de la vida de cada uno", agrega el texto, que defiende su inscripción como patrimonio inmaterial, defendido por 16 países árabes.
Cuba, República Dominicana, Haití, Honduras y Venezuela, a su vez, quieren que se reconozcan las prácticas centenarias ligadas a la producción y consumo del casabe, una especie de pan elaborado a base de tubérculo de la yuca.
La Convención sobre Patrimonio Cultural Inmaterial fue adoptada en 2003 y entró en vigor en 2006 tras la ratificación de 30 Estados miembros, y actualmente constituye un éxito diplomático con 183 signatarios -casi toda la comunidad internacional.
Unos 145 Estados han tenido al menos un elemento cultural reconocido.
- "Experiencias humanas" -
"Esta convención reinventó la noción misma del patrimonio, al punto que ya no podemos separar lo material de lo inmaterial, los lugares de las prácticas", afirmó la directora general de Unesco, Audrey Azoulay.
"La convención ha demostrado ser útil para sensibilizar sobre la importancia del patrimonio cultural", que refleja "cómo experimentas el mundo y cómo vives con otros", destacó la secretaria de la convención, Fumiko Ohinata, a AFP.
Ahí se incluye "la música, la danza, el conocimiento, lo que comes, lo que produces, cómo te vistes, cómo te diriges a otros en tus comunidades, cómo educas a los niños (...) Básicamente todo lo que compone las experiencias humanas y que te hacen sentir vivo".
Entre los bienes o ecosistemas de valor excepcional reconocidos por Unesco figuran la pizza napolitana (2017), la capoeira brasileña (2014) y el flamenco español (2010).
En Asunción se discutirá también la inscripción de la migración nómada en Mongolia, donde casi 250.000 familias de pastores, siguiendo una tradición ancestral, acompañan a sus rebaños a la taiga, las montañas o las estepas y el desierto de Gobi, según Unesco.
Por su parte, Costa de Marfil busca el reconocimiento de su "conocimiento vinculado a la producción de attiéké", una sémola de mandioca, mientras que el Estado palestino pide el reconocimiento de los que se dedican a la fabricación de jabón en Naplusa, en Cisjordania ocupada, y Siria el del tradicional jabón de Alepo, una ciudad devastada por años de guerra y recién tomada por los rebeldes.
Entre las propuestas de Francia figura una sobre "las competencias de los techadores y ornamentalistas" que restauran y decoran los tejados de zinc en París.
Otro presentado junto a Bélgica trata de la cultura de las ferias, que lleva sus fiestas epónimas a ciudades y pueblos de ambos países.
F.Bellezza--LDdC