Tayikistán lanza una cruzada contra brujas, videntes y hechiceros
Una mujer con turbante abre la puerta de su departamento, del que se desprende un olor a incienso. "Ya no acepto a nuevos clientes, puede ser una trampa", lanza desconfiada. La escena ocurre en Tayikistán, donde las autoridades anunciaron una caza de "brujas".
"Me arriesgo a una fuerte multa, no quiero a gente en mi puerta", explica cerrando con doble vuelta la puerta de su hogar, situado en Dusambé, la capital tayika.
El olor a incienso se extiende por la escalera, siguiendo los pasos de una clienta que acaba de salir. Es harmal, también llamado ruda silvestre, una planta muy popular en Oriente Medio y Asia central, que se usa sobre todo para fumigar o proteger del mal de ojo.
Para las brujas, adivinos, médiums y videntes de este país de Asia central, es mejor mantener un perfil bajo para evitar el arresto y la desaprobación pública.
Las fuerzas de seguridad multiplican últimamente las operaciones contra los que llaman "parásitos" y que, según ellos, "llevan a cabo actividades entre las más detestables que existen, la adivinación y la hechicería".
El recurso a prácticas ocultas es una práctica bastante extendida en todas las capas de las sociedades musulmanas conservadoras de los países de Asia central. Pero en Tayikistán, las autoridades luchan para controlarlas.
- Miles de arrestos -
La lucha contra la brujería forma parte de una política más amplia de control estricto por parte del régimen tayiko. El gobierno, autoritario y laico, no solo busca contener el islam radical sino también las creencias ancestrales.
"La enseñanza religiosa ilegal conduce a la estada, la adivinación y la brujería. ¡Pueblo tayiko! El Profeta ha prohibido categóricamente ir a ver a los adivinos y a los brujos", advirtió en marzo el jefe de Estado, Emomali Rahmon, quien dirige esta exrepública soviética desde 1992.
Seis meses después, anunció la detención de "1.500 personas que se dedicaban a la brujería y a la adivinación". También arrestó a "más de 5.000 mulás", que supuestamente curaban a personas a través de oraciones.
En caso de reincidencia, las leyes tayikas establecen multas de 13.300 dólares [equivalente para un tayiko de seis años de salario promedio] y hasta dos años de cárcel.
Para escapar de las redadas de la policía, los hechiceros y otros adivinos han comenzado a adaptarse. "Ya no recibo a personas en mi casa, voy a su casa", explica Adalat durante una sesión de adivinanza en los suburbios de Dusambé.
La mujer, con 15 años de experiencia, balancea un simple collar de perlas sobre algunas indicaciones garabateadas en un trozo de papel. Le hace preguntas al cliente y murmura algunas palabras.
"Ya en mi infancia, las pesadillas me atormentaban para que ayudara a la gente. Pero solo muestro mi don a las personas cercanas", afirma la hechicera, de 56 años.
Su don, señala, le permite reconciliar a parejas o adivinar el futuro. El precio de su consulta es libre -- algunos dólares o joyas en oro --, pero Adalat asegura que "no vive" de eso sino del dinero que le envía su hijo que trabaja en Rusia.
- "Desigualdad social" -
Una de sus clientas, Gulbakhor, se "volcó hacia los adivinos y los curanderos por sus problemas de salud".
"Es más barato que la medicina clásica, que cuesta muy caro", cuenta esta ama de casa de 42 años a AFP.
Porque desde la caída de la Unión Soviética y la guerra civil a principios de los años 1990, Tayikistán sigue sumido en la pobreza.
Mekhriguioul Ablezova, profesora de sociología en la Universidad Americana de Asia Central da algunas pistas.
"El atractivo por la brujería y la adivinación puede estar relacionado con las desigualdades sociales y con la falta de acceso a los servicios públicos", indica.
"En los países donde los sistemas sanitarios o de asistencia social son limitados, las personas pueden buscar otras fuentes de tratamiento y apoyo", explica a AFP.
Según la socióloga, la represión no bastará para luchar contra estas "tradiciones y creencias", que están "produndamente enraizadas en Asia central" y son incluo "anteriores a la introducción del islam".
O.Criscione--LDdC